En este mundo de hoy cada vez más competitivo es prácticamente necesario echar un vistazo a lo que W. Chan Kim y Renée Mauborgne escribieron en su libro “La estrategia del Océano Azul”
Los autores de este libro hablan sobre los océanos rojos y los océanos azules.
Los océanos rojos representan todas las industrias que existen en la
actualidad, mientras que los azules simbolizan las ideas de negocio hoy
por hoy desconocidas.
En los océanos rojos los límites de las
industrias están perfectamente definidos y son aceptados tal cual son.
Además, las reglas del juego competitivo son conocidas por todos. En
este mundo, las empresas tratan de superar a los rivales arañando poco a
poco cuota de mercado. Conforme aparecen más competidores, las
posibilidades de beneficios y crecimiento disminuyen, los productos se
estandarizan al máximo y la competencia se torna sangrienta
Los océanos azules,
por el contrario, se caracterizan por la creación de mercados en áreas
que no están explotadas en la actualidad, y que generan oportunidades de
crecimiento rentable y sostenido a largo plazo. Hay océanos azules que
no tienen nada que ver con las industrias actuales, aunque la mayoría
surge de los océanos rojos al expandirse los límites de los negocios ya
existentes. El hecho fundamental es que cuando aparecen los océanos
azules, la competencia se torna irrelevante, pues las reglas del juego
están esperando a ser fijadas. Un claro ejemplo de éste caso es el
mundialmente famoso Cirque du Soleil, el cual ha sabido crear un océano
azul caracterizado por un concepto de espectáculo innovador, nítidamente
diferenciado de las industrias preexistentes (circo y teatro), redujo
los costes en aquellos factores en que la industria venía compitiendo
tradicionalmente y amplio las fronteras del mercado mediante la
diversificación del público al que se dirige.
Existen muchos libros acerca de cómo luchar
en los océanos rojos, pero pocos son los que se preocupan por los
azules. Este libro constituye una valiosa aportación para cubrir este
gran vacío, hoy en día para los visionarios es practicamente una
obligación leerlo.
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